¿Que tiene en común Kindermundi en Sevilla con Montessori?
Aquí os presento la segunda parte del artículo sobre María Montessori y sobre lo que tiene en común con nuestra escuela infantil Kindermundi en Sevilla. ¡Espero que os guste!
Educando haciendo
Otra característica Montessori es que el niño tenga siempre a su disposición un material que le permita ser activo en el proceso de aprendizaje. Para nuestra autora lo importante no es el material en sí, sino por qué y para qué se usa y, por tanto, que el niño aprenda haciendo: el material tendrá un lugar estelar en la pedagogía Montessori.
Esto ocurre en parte en Kindermundi, ya que Montessori trabajó con niños a partir de 3 años (dos y medio el más pequeño). Su focalización en el material se puede entender mucho mejor, dado que el proceso de aprendizaje de un niño a partir de 3 años es bien diferente al de los peques de 0 a 3: los primeros ya son mucho más autónomos e independientes y son capaces de utilizar materiales vinculados para un determinado fin.
A diferencia de nuestros peques que aún están en ese proceso de aprendizaje donde han de aprender que un libro, por ejemplo, no es para experimentar con sus hojas, sino para leerlo. Sí que seguimos este criterio Montessori a la hora de enseñar al niño haciendo, adecuando los contenidos a sus edades, de 0 a 3 años.
Por ejemplo, no les impartimos una clase guiada con láminas o dibujos sobre cómo lavarse los dientes, sino que después de comer nos lavamos los dientes con ellos y aprenden a través de lo que ven y de nuestros actos. Como dijo Benjamin Franklin: „Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo“.
El material para uso de los niños en un entorno preparado
Otra idea importante de Montessori es la de „Normalizar a un Niño“, es decir, crear para el mismo un entorno adecuado y ponerle al alcance de la mano materiales con los que pueda trabajar de forma concentrada y focalizar su atención. La normalización se apoya en el material didáctico.
Libertad, actividad e independencia son los caracteres generales del Método con el fin de fomentar la autoeducación y que los peques puedan hacer cosas por sí mismos, que es también uno de nuestros grandes objetivos en Kindermundi.
El material didáctico se caracteriza por ser de libre elección, estar bien colocado en el aula y ser accecible para todos. El uso autónomo que se hace del material, permite a cada niño seguir su propio ritmo de trabajo y desarrollar su propia velocidad de aprendizaje, por lo que fomenta la autonomía personal.
Los ritmos son prioritarios en Kindermundi como base ante un aprendizaje individual y multicultural, basado en la diferencia. Para Montessori la educación va más allá de la acumulación de contenidos, como también la entendemos nosotros.
Lo bueno de mezclar edades
Montessori rechaza categóricamente la separación por edades, cosa con la que nos identificamos plenamente desde Kindermundi: la diferencia no se podría trabajar de una manera tan maravillosa al separar a los peques por edades (https://kindermundi.com/mezclar-edades-diferentes/).
Un niño de tres años, por ejemplo, aprende con la interacción de un niño de uno, que este último necesita otros tiempos y tiene otro ritmo que lo diferencia de los suyos propios, al igual que el más pequeño va imitando cosas del más grande, a lo que no tendría acceso sin esta mezcla de edades.
El aprendizaje es bidireccional y muy enriquecedor, dado que ambos niños se nutren de dicha interacción. Otro concepto importante para Montessori es conocer a cada niño y no generalizar: no se puede educar a un individuo que no se conoce directamente. Es un principio básico y fundamental para nosotras en Kindermundi. La relación y el apego que se establece con el niño son importantísimos para que cualquiera de ellos crezca en equilibrio consigo mismo.
Por lo que desde Kindermundi apostamos por establecer lazos de apego seguro o lo que es lo mismo, un vínculo de afecto seguro (esta será la temática de uno de mis próximos artículos para el blog). Así cada niño puede hacerse, verse, sentirse, conocerse, experimentarse y reflejarse a través de nuestra guía: todo vale, desde el punto de vista de que hay que exteriorizarlo, y lo que no, se le hace comprensible ante sus ojos.